Tramites, peligros ¿y?

Fue emocionante la noticia de mi nuevo empleo. Las cuentas cotidianas de mi economía familiar se hacían cada vez más insoportables. El alquiler había aumentado, la tarjeta era insostenible, la luz, el gas, el pan, la leche...qué pesado, todo más caro. Mi sueldo igual. Pero la noticia de mi nuevo empleo fue tranquilizadora.
No obstante la buena noticia, cómo por arte de la armonía y como obediente a la ley de Miguel Cares, según la cual nada bueno sucede sin que algo malo acontezca, algo me tubo que acontecer.

La empresa para cual fui convocado me exigió un exámen pre-ocupacional. La secretaria me entrego una larga lista de exámenes médicos, psicotécnicos y demás. Por supuesto, los gastos corrían por mi cuenta. Para amortiguar el monto y el peso del vil metal que debería espender acudí a un médico al cual le explique la situación. El doctor entendió perfectamente y encuadró la serie de estudios físicos bajo una patología para que la mutal de mi trabajo lo cubriera. Muy contento, creí haber burlado la burocracia. ¡Qué ingenuo!

A la semana de otorgada la lista de exámenes me presente a la misma secretaria con mis análisis, mi declaración jurada bien desarrollada. Con una sonrisa que dibujaba una U en mi rostro se los entregué. La secretaria con igual sonrisa recibió mis documentos, los abrió investigó y preguntó: ¿La audiometría? ¿El psicotécnico? Mi sonrisa se desdibujo, la suya también. No había leído esas clausulas, no las había realizado. Estupido de mi. Pero con energías retome la misión.

Al consultar por un exámen psicoténico se me informó que ningún psicológo/a otrogaba un certificado sin previamente haber realizado un exámen de seis meses de duración. Mi situación era apremiante. No pude acepatar tanto tiempo para un certificado. Me propuse realizar la audiometría. En mi ciudad no hay personas que las realicen. Estos dos obstáculos me impedían recibir el sueldo de mi nuevo empleo. El agua que creía habia alcanzado su punto máximo continuó en ascenso. Acudí deseperado al nuevo empleo y me dieron una dirección en otra localidad para realizar todos los estudios que me faltaban. ¡Aire!

Me presente con todo el ánimo para realizar mis estudios. Nada de lo que había realizado con anterioridad me fue aceptado. Tube que pagar, pague los estudios, pague el estacionamiento, pague...caro. La mañana comenzo con tatal tranquilidad. El lugar estaba a pleno. Empece con la posta e iba pasando de lugar en lugar realizando cada uno de los estudios. El tiempo del estacionamiento se acababa. Seguía con radiografías, me sacaban sangre, me desnudaron, me vistieron, me hicieron la audiomentría, me conectaron cables. Uf. Al fin al psicoténico.

La psicológa me dio una serie de ejercicios. Cuando comienzo a realizarlos se me ocurre mirar por la ventana. ¡La rep......ario! me estan llevando el auto! Esa fue mi exclamación. Lo cual suscitó un rostro de interrogación en la psicóloga. La mire, le dije que me esperara. Bajé corriendo las escaleras. Hablé con el oficial. Mi temperatura iba en aumento. ¡Es injusto! exclamé con tono seguro, pero fue entendido con tono de represión. El policía me arrestó. La psicologa no pudo firmar mi certificado como apto para realizar mi nuevo empleo.

La fianza la pago un amigo. Yo pagué la multa, la remoción del auto, la deuda a mi amigo. Luego el abogado de mi mujer me presentó la carta del divorcio. Hoy estoy en el semáforo de Sarmiento y Alem. Por favor apiádense de mi.

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