Recuerdos Navideños

La navidad no es cualquier fiesta, no se trata de unicamente un momento de celebración con la familia. No es el día de consumo por excelencia. La navidad es “la encarnación de Dios Nuestro Señor”. El nacimiento de Jesús es uno de los misterios más importantes en la historia de la salvación. La intención de este artículo es traer a la memoria de varias personas una figura, una imagen que con-mueve. Nos impulsa a ejercitar la caridad, nos empuja a reconocer en el otro a Cristo Señor Vivo y Resucitado.






Preparación del pesebre
Mi niñez y la de mis hermanos estuvo marcada por momentos sublimes como las fiestas navideñas. La finalización del año nos encontraba a todos felices. Pileta en el patio, trabajo en familia: limpiar de arriba a abajo, sacar toda la basura, regalar lo que no se usa, arreglar lo que podría llegar a servir. Fue por aquel tiempo en la que plantamos, con viejo, un Duraznero. La casa, aún con peleas, en aquellos días previos al 24 de Diciembre era una comunión de hermanos y padres.

La preparación del pesebre y el adorno del pinito eran debidamente planeadas para el 8 de Diciembre día de la Inmaculada Concepción. No se llegaba y se armaba. Se buscaba el mejor lugar.Si era necesario se sacaba el televisor, se corrían los muebles de lugar. Se debía seleccionar o "la mesita del abuelo" o "el combinado" (ambos muebles aún se encuentran en la casa de mis padres). Estaba quien decía "pero ahí no se ve" o "no le da la luz del sol" o "mejor acá se ve desde afuera". 

Poner las luces de navidad era un momento único porque se buscaba un "efecto lumínico". No se sabía cual, pero las luces se colocaban y luego se sacaban para colocarlas de otra manera hasta que nos agradara el  efecto. Todos los años necesitábamos un juego nuevo de luces. Tenían que ser abundantes. Si el pesebre o el pinito no contaban con las luces navideñas todo esfuerzo era vano. Así la construcción del pesebre y el armado del pinito hacían de la casa una actividad común, que a todos nos alegraba.

La cena, el brindis, la noche
La tarde caía, luego de la siesta y después de unos mates comenzaba la preparación del fuego. El asado tenía su ritual. Se abrían todas las ventanas que daban al patio, incluso algunas hojas se sacaban para facilitar el traqueteo de mesas y sillas. Además se ponía una radio con folcklore. Los varones buscábamos cajones para romper. Se preparaba una picadita, con cerveza, fiambres, aceitunas. Las chicas se encargaban de las ensaladas, y la mesa la poníamos entre todos. Se sacaba el juego de mantel y serivilletas nuevo. Se ponían los vasos nuevos. Todo lo mejor para la navidad. 

La cena no era llegar y comer. Antes íbamos a misa a la capilla del barrio. Volvíamos como a las 22:00 y para esa hora la cena ya estaba lista. Se debía comer antes de las 24:00 porque en ese momento todo debía estar listo para el brindis. Garrapiñadas, turrones, sidra, mantecol y pan dulce ¡Cuánta comida! Exactamente cuando comenzaba el 25 de Diciembre la familia se besaba, se abrazaba y se decía ¡FELIZ NAVIDAD! El saludo se alargaba una hora más o menos porque los vecinos solíamos ir a la casa de otros vecinos para saludar. Siempre estaba el que llega con una sidra y todos, absolutamente todos, aunque no se hubieran hablado durante todo el año, todos brindaban.

Ese momento la noche, majestuosa para los niños, se iluminaba con fuegos artificiales. La noche, estrellada, cálida, distinta daba inicio al espectáculo de los estruendos. Incluso los más chicos hacían de las suyas con aquellas que se llamaban "estrellitas" ¿Quién no lo recuerda? Esa noche era larga, pero sin pesares, al menos en aquel barrio, en aquel tiempo.

Belén


Tiempos más antiguos, en otro lugar, en Belén, Dios nacía del seno de María Virgen. El Pesebre que nosotros recreábamos fue el lugar donde María dio a luz. José, su esposo, los pastores, los ángeles, incluso el universo entero eran testigos del Amor de Dios. "Quien no consideró un tesoro para si su igualdad con Dios,  se anonadó a si mismo tomando condición de hombre" (Cf. Fil 2, 11). El Mesías, el Hijo de Dios, Jesús el Cristo, ha venido a salvarnos y a regalarnos su propia naturaleza. "A quienes lo acogieron les dio poder ser hijos de Dios" (Cf Jn 1, 1ss). 

Hermanos que Cristo sea nuestra paz, que Él sea quien nos sacie de todas nuestras inquietudes, que sea Jesús nuestro modelo, no lo dejemos afuera, "el otro es Cristo". FELIZ NAVIDAD HERMANOS.












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